Aurora
es una mujer que sale todas las mañanas desde la plaza donde esta su
casa y toma el autobús con el único objeto de hablar con la persona
que se siente al lado suyo. La primera pregunta siempre va dirigida
al estado atmosférico, su pelo rubio teñido quiere aminorar el
color del pelo que hace mucho, se torno blanco, sus labios bien
pintados con un color rojo, decrepito. El bolso negro sobre sus
rodillas como si fuera el volante conductor de su vida. Según van
saliendo nuevos pasajeros otros ocupan sus lugares y siempre hay
alguien con quien hablar. Al llegar a la plaza de destino al final
del recorrido se baja y va a una cafetería para desayunar su
chocolate con porras. Y con suerte seguir hablando con alguien que
este desparejado y tenga interés en hablar. Por supuesto hablar por
hablar. Hasta poder conseguir una conversación donde sale el drama
personal..
Aurora
busca el dar un sentido a su existencia y aunque suene a filosófico,
lo hace de una manera personal. En la comunicación encuentra la
brújula buscada.
El
medico de familia acude todas las semanas una vez por la tarde. Las
rutinas le ocupan su tiempo hasta ver caer el sol, que lleva a una
reclusión en su casa.
Últimamente
esta valorando el tener un teléfono móvil. Se había resistido pero
podría comunicarse con más gente. Comenzó a reunir números de
teléfono y hasta aprendió a hacer grupos de amistad. A través de
ellos empezó a dejar de salir tanto de casa. Ya no le motivaba coger
el bus. Dejo el contacto personal y se dirigió al volátil mensaje
instantáneo. Las salidas solo eran para comprar comida, hasta que
aprendió a pedir por teléfono. Un muchacho se lo llevaba y a cambio
entregaba una buena propina.
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