miércoles, 31 de octubre de 2018

CAMINO DEL DORADO 3







Comprobaron como el grupo llegaba a las treinta personas, dependientes de conseguir el dinero que les faltaba para llegar al destino ansiado. Los comentarios fueron similares a los suyos, Ahmed les había robado y luego les exigia trabajar para él. El ofrecimiento era mover hachís a las planeadoras que recalaban en España. Los movimientos tenían que ser rápidos para no despertar sospechas, aunque todo el mundo sabía la actividad de Ahmed. Se le tenía un gran respeto pues su patrimonio había seguido a un gran ritmo. Su objetivo era entrar en el mundo soñado por tantos adolescentes que salían de su estado para envejecer en muy poco tiempo. Les comentaron el uso de las armas automáticas a la menor vacilación por medio de su escolta. La vida de cualquiera de ellos no tenía valor, lo aprendieron pronto al ver morir a compañeros que se habían negado a realizar cualquier trabajo.
Mohamed descubrió la esclavitud cuando sus sueños de progreso se habían esfumado.
Uno de sus robos les dio unas zapatillas varios números superiores a los suyos, pero suficientes para notar las pequeñas piedras encontradas en cualquier sitio. Obtenidas de gente más mayor con igual pretensiones que las suyas.
Los cinco fueron formando una piña que estaba por encima de las misiones encomendadas, sabían que no se podían negar a nada, pero el espíritu de protección se anido en ellos, tenían que cuidarse entre ellos.
Tras dos meses realizando trabajos, Ahmed les llamo para proponerlos la ida en una barca el domingo. Las ilusiones volvieron a surgir. Solo tendrían que aguantar cuatro días más.
El domingo amaneció con nubes grises y a primeras luces llegaron a la playa en busca de la nave. Una balsa neumática de juguete con un motor y dos remos era todo lo que se les ofrecía.

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