Alberto decide ir casa por casa
ofreciendo una oferta de telefonía móvil. Como que se hacía antiguamente, pero
las cosas han cambiado, recibir a una persona que no has invitado en tu casa,
se convierte en un problema. Por ello siempre se encuentra con personas
desconfiadas, que están deseando cortar la conversación para volver a su tarea
anterior.
Quiso utilizar una forma de
empleo para ofrecer directamente, pero las primeras entrevistas le han dejado
un panorama desolador. Alberto tiene que perder poco, solo su tiempo y su
esfuerzo. Pero en la cuarta descubre una sonrisa. Acaba de encontrar el
aliciente para seguir.
Un nuevo brío parece haber
llegado a su persona y un entusiasmo que llena a la siguiente puerta y cree
posible vencer las resistencias de las anteriores entrevistas. Se da cuenta que
su disposición es lo importante para llegar y poder ofertar su producto. Conoce
las dificultades y la disposición general de las personas, a las que llama a su
puerta. Pero a pesar de todo, detrás están personas, con necesidades parecidas.
Solo hay que verlas e interpretarlas para ofrecer su artículo.
Solo puede ofrecerlo a casas
unifamiliares, pues los telefonillos es una batalla perdida.
El horario también es más corto,
hay horas que es mejor no molestar. Pues por la mañana las empleadas de hogar
cierran con la misma facilidad que abren. Al caer la noche también es otra
dificultad, pero una vez seleccionadas las mismas y la zona. Las posibilidades
son mayores.
Alberto comienza ha hacer
anotaciones con cada entrevista para ver donde puede mejorar y que aspectos
tocar.
El laboratorio de la calle
comienza a funcionar y él mismo dirige y corrige la investigación. Sabe que no
tenía nada y ha comenzado a utilizar una vieja formula, desterrada pero sigue
siendo una oportunidad de trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.