jueves, 24 de noviembre de 2016

LA LECTURA DE JUAN






Juan sentado frente al libro de lectura, descubría el paisaje bocetado del autor. Que no llega a todo el mundo sino aun sector del público, al otro simplemente no le llega y por tanto no contacta, es igual de los recursos utilizados, en cuanto ha habido dos negativas a su lectura, no es necesaria una tercera. Se le encorseta en un calificativo y ya difícilmente pueda haber un cambio de opinión.
Pero Juan es de los que conecta con la manera de escribir de ese autor, por ello insiste en tratar de leer su producción literaria.
Busca tiempo para seguir en la trama del libro y por otro lado le da pena consumir las páginas con el consiguiente final. Curiosamente surgen las dos necesidades, aun sabiendo que una, culmina a la otra. Por tanto son principio y final. Comparativamente es como planear un viaje y ver como una vez efectuado se va pasando el tiempo y el viaje se acaba, cuando este llega, hay que plantear el siguiente, para seguir con la ilusión por hacer.
Juan piensa que las metas son los estímulos para seguir como hace el agricultor con una cosecha, a pesar de si ha sido buena o mala el objetivo es plantar la siguiente, sino las malas hierbas aparecerán y el terreno no producirá nada aprovechable. Como cuando nos dejamos ir, sin participar en nuestra vida, esa manera, más bien cómoda, no conduce a nada, solo al sentimiento de espectador. Muy bien por un tiempo, pero cuando este se prolonga puede originar trastornos mentales, antesala de las enfermedades.
Juan entiende los libros como un escape y saber del pensamiento de otras personas, tan necesario para el bagaje personal de cada uno de nosotros.
El libro toca a su fin y las últimas páginas son devoradas con facilidad,

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