Juan es una persona mayor con una
característica, lleva la bondad en la cara, cosa difícil de ver en otras
personas. Su pelo blanco sirve de referencia a su edad. Pero Juan es una
persona buena, su tono no sufre altisonancias sino que es del mismo tipo desde
que empieza hasta que termina. Es una persona de más oír que hablar, pero
siempre, con la razón, de no tener que rebozarse en el barro, cuando el
interlocutor se está pasando en la exposición de sus comentarios. No necesita
que se explaye en sus comentarios pues entonces, se añade una cantidad de paja,
que estropea la visión del grano.
Cuando sale a la calle, no pasa
desapercibido, hay un gran numero de personas que le conocen por ser una
referencia en el barrio. Juan olvida sus nombres pero no se molesta en
preguntarlos de nuevo, de una manera natural, sin que se produzca una desintonía.
Que la persona que accede a él, no se sienta olvidado, por ello poco
importante. Lo soluciona de una manera fácil. Tanto como es él, de una
sencillez que llega a un lugar mayor que el cerebro, llega al corazón de las
personas. Pero también sabe poner límites, pues es muy fácil, desprenderse de
un problema y que la otra persona te lo resuelva. Hace ver la voluntad y la
responsabilidad de las decisiones de cada uno de nosotros.
Por el contrario en cada
conversación, él logra un beneficio, por supuesto que no material pero si
personal, que no le da vergüenza reconocer, y que le hace sentir tan dinámico y
dispuesto a seguir ayudando a personas que lo necesitan.
Hace años que vive solo y con
poco apaña su vida, por tanto vive bastante libre de ataduras creadas por todos
los integrantes de la sociedad.
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