lunes, 21 de noviembre de 2016

EL ÚLTIMO AUTOBÚS




Como siempre Juan espero al último autobús. La parada esta cerca de su trabajo. Espera veinte minutos para salir, incluso ultimar algún asunto pendiente. Para coger ese último transporte. Hoy hace frío y nadie espera ni pasa por allí, revisa el reloj pero nada aparece en el horizonte. Ya son treinta minutos y hoy salio antes creyendo poder cogerlo con más tiempo.
Juan se empieza a impacientar y llama a la empresa de autobuses, que le informan que ha sufrido una avería y por ello no ha prestado su servicio.
Juan se desmorona es un polígono industrial y apenas hay aceras para volver a la ciudad andando. Tiene que compartir calle con los coches con sus faros encendidos mientras, él tiene que irlos esquivando tras algún árbol o señal de tráfico. Siente miedo, por el riesgo que supone, pero no queda otra solución.
Trata de acelerar su paso, para buscar un nuevo refugio. Unas gotas anuncian la nueva avenida. Ya si o si llegara a casa calado, mientras dirige sus iras hacía ese transporte que no llegó. Tiene que llegar a la ciudad como sea para encontrar la seguridad de la luz y la oportunidad de buscar un taxi libre, cosa que cuando llueve, se convierte en una lotería.
Juan eligio este turno para poder llevar a sus hijos por la mañana, cl colegio y poder compartir las prisas matinales y los desayunos lentos.
Con Ana, su mujer, apenas comparte cosas pues cuando llega esta dormida, algún escrito en la nevera recuerda cosas para hacer y comprar. Y un beso termina el día.

Pero esta noche se hace más larga y por tanto con menos sueño, tres horas ha costado volver al hogar, donde se han acumulado pensamientos, siempre negativos, que a nada conducen, sino al replanteamiento de su vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.