Los
números parecen que son nuestra vida. Todo se rige por los mismos,
nuestro documento de identidad, teléfono, calle, producciones, etc.
Parece que es lo más importante que existe en nuestra vida, contra
mas tengamos de ellos en nuestra cuenta de banco, también
digitalizada. Mayor es nuestro volumen de felicidad, nos aleja de las
penurias económicas y nos da tranquilidad, curiosamente en contra de
las prisas que gastamos en nuestra vida, donde corremos para
cualquier cosa incluso para estar luego “aburridos”.
Nos
persiguen como cifras voraces donde el nivel de personas se diluye.
Tenemos
un peso, una presión sistolica, edad, y la lista sigue.
Las
palabras también son transformadas en los mismos, nuestros
ordenadores se basaron en las combinaciones de ceros y unos.
Si
reflexionamos sobre ello, nos puede llegar a sentirnos agobiados va a
sentirnos muy pequeños como si fuéramos un cero coma. Una vez mas
el pensamiento llega a transformarnos es ese estado. Del cual nos
lleva a sentirnos de la misma manera, es decir en un bucle que
difícilmente llega a encontrarnos bien.
Los
trabajos se miden en los mismos, las encuestas, tan importantes en
nuestro tiempo, también. El empeño que hagamos en nuestra función
laboral quedara empañado por los resultados que cambian, como si de
un diccionario se tratara de la dictadura del cero al nueve.
La
temperatura atmosférica es reflejada, el numero de la pagina del
libro o periódico de lectura, nos devuelve a la realidad que tenemos
delante de nuestros ojos, a veces es la referencia y la importancia
de una ley o un decreto, da igual cual sea el contenido lo
importancia es la referencia que anula el contenido de la misma.
El autobús y la linea de metro tienen su denominación asignada. Como
siempre, los contenidos son menos importantes que el titulo.
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