Cuando
llegaron a la floristería vieron que había una oferta de plantas
carnívoras. Eligieron la mas grande y no preguntaron ni
mantenimiento, ni nada al respecto de cuidados, era una sorpresa para
su hijo de catorce años.
Llegaron
a casa y la pusieron en su mesa de estudio y al llegar del instituto
se llevara una sorpresa, esta vez no le regalarían ni maquinas ni
juguetes electrónicos.
Cuando
Mateo llego a casa fue directo a su cuarto a dejar la mochila, Dio
vueltas en torno a la mesa y no encontraba el significado que le
regalaran una planta. Pero su imaginación se desbordo cuando vio que
tenía un cartel en que figuraba que era carnívora. Comenzó a
desarrollar su imaginación de adolescente y dedico muchas horas en
torno a ella. Le daba embutido y trocitos de carne como si fuera un
felino. La planta se tuvo que adaptar y comenzar a digerir cosas
impropias, diferentes a los insectos.
Cada
día crecía más, cambio a un color mas terreo abandonando el verde.
La cuidaba según su intuición e imaginación, en un mes había
triplicado su tamaño, cambiando los pelos de las hojas por púas en
forma de uña, Tuvo que cambiar de tiesto varias veces
Hasta
que un día decidió hacer la prueba de fuego, compro un ratón, de
los que venden para los terrarios, y lo coloco en la base. No se sabe
como la planta hizo un giro hasta ponerse frente al roedor, lo que
paso después fue corto con las uñas atrapo al animal e inicio a
engullirlo.
Mateo
era el creador de un monstruo, pero no se lo dijo a nadie. Pasaron
los días hasta que su mano se puso descuidadamente frente al
engendro, haciendo el mismo movimiento que una serpiente. Atrapo la
mano, mientras se agitaba violentamente.
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