Estamos
en una sociedad de desconfianza. Donde cualquier gesto surge una
respuesta de alarma.
Juan
esta repartiendo unas muestras de un champú de uso frecuente, le han
asignado la salida de una boca de metro, muy concurrida. La consigna
es entregar una muestra a cada persona que sale del metro. Inicia su
trabajo entregando las primeras muestras, que son recogidas con
cierta desconfianza. Al ver que dentro hay un par de sobres con el
producto publicitado, algunos interrumpen su ritmo y quieren coger
mas. Es un champú muy publicitado y por tanto reconocido como
bueno.. La respuesta de las personas no siempre es la misma, desde
los que rechazan la entrega y una vez enterados de que se trataba,
forman parte de la cola que se ha formado para recoger mas producto.
Tenemos
un chip metido es que siempre que alguien que da algo es que algo
quiere. Evidentemente estamos en una sociedad de consumo y por tanto
todos esperamos una respuesta.
Juan
esta comprobando el síntoma de carencia que todos llevamos en
nuestro disco duro, por ello surge la respuesta de acumular. Da igual
que el champú sea para nuestro tipo de cabello, el caso es tener por
si...
Se
siente desbordado y ve como en un momento la gente comienza a abrir
las cajas precintadas para dejarle sin trabajo. Un sentimiento de
impotencia, ve como gente se arrodilla en busca de las muestras
esparcidas por la acera.
En
unos minutos todo termina y aun observa como gente viene
preguntándole se tiene alguna mas, porqué el jabón que el utiliza.
Curiosamente mañana estará en el mercado, pero siempre hay alguien
que ya lo esta utilizando, por ello le da una justificación para que
le entregue mas producto.
Curioso
que se pase de la desconfianza a hacer cola para tenerlo.
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