Gabriel
es un hombre de mirada profunda, quizá por eso necesite gafas. Por
lo que estudio y se dedica laboralmente, es la abogacía. Siempre le
importo que la luna tiene dos caras y por ello son defendibles las
dos posturas. Su mente se amplio en este sentido, aunque suponga un
contrasentido en la manera de pensar de cada uno.
Buscando
los resquicios legales para defender a cada consultante, se labra una
seguridad, que las gafas le permiten esa sagacidad.
Comenzó
en el derecho al trabajo para defender a los mas desfavorecidos,
tanto legal como económicamente, aquí se llevo los primeros
desengaños. Lo cual desvió su vocación hacía asuntos mas
normales.
Esta
situación le lleva a una cierta tranquilidad económica, donde le
lleva a que muchos conocidos le lleven su papel para que el lo sepa
descifrar ante una una posible causa judicial. Donde él, se
convierta, en el interprete, necesario para el normal
desenvolvimiento social.
Las
posibles visiones dobles de todos los acontecimientos, le llegan a
plantear su manera de ser en la propia sociedad, donde ve que esa
ambivalencia pueda ser utilizada por algunos en un sentido de
enriquecimiento personal.
Esto
le ha llevado a tener dolores de cabeza y posicionamiento personal.
Saber en todo momento donde te encuentras y que eres.
Gracias
a la tranquilidad a su manera de hablar ha podido sortear muchos
conflictos, con la seguridad que da, el ver a una persona segura con
la verdad de su parte.
En
un mundo en el que precisamente la prisa y la duda, es la razón para
seguir.
La
pregunta es ¿seguir para que? ¿para donde?
Por
encima de ello la seguridad de Gabriel sigue siendo faro para muchas
personas que confían en él. Como una esperanza en un mundo
totalmente desesperanzado. El sol sigue saliendo siempre.
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