Lo difícil es
entender que siempre no se lleva la razón dice Ana a su amiga
Mónica.
- Si piensas que
estas equivocado en tus acciones y en tus pensamientos te llegas a
encontrar realmente mal. Lo cual hace que busquemos los defectos en
los demás, para sentir que hay personas que están por debajo de
nosotros. Como si nos metemos en una piscina llena de agua sucia y
tenemos que sufrir el menor contacto con ese agua pestilente. Lo que
hacemos es pisar a los que están dentro para que nuestra piel, no
este en contacto con ese agua corrompida. Comenta Ana.
- Por ello nos
justificamos de mil maneras para no sentirnos mal y por tanto dentro
de esa piscina, cada vez que encontramos a alguien en peor situación
que la nuestra, aprovechamos para pisarle, con el argumento de que él
hace las cosas mal, por tanto, mi razonamiento es que yo hago las
cosas bien.
- Siempre por tanto
buscamos los defectos de los otros para sentirnos mejor y así no
estar inmersos en la pileta. Es curioso como damos la vuelta a las
cosas para sentirnos bien o superiores. Comenta Ana.
- Con lo fácil que
es, encontrarnos con nuestros defectos y nuestras virtudes, así al
desnudo, sin ropajes absurdos que al final nos hacen encontrarnos mal
y por ello nos lleva a un bucle del que difícilmente podremos salir.
A un nivel de frustración que nos lleva a ser infelices, montamos
una obra de teatro que no nos gusta y nos lleva a pensar que hemos
despreciado mucho tiempo que no podemos recuperar.
Mónica apunta que
los laberintos son un camino para llevarnos a uno mismo.
- Exacto, los
laberintos siempre te llevan al centro que eres tu, es la vida misma
trazada en tierra.
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