Tiene
diecinueve años, acabo sus estudios, Juan, pero no ha querido
seguirlos, no esta trabajando, no encuentra nada que le motive, a la
vez que se va impregnando del desanimo general. Dice que trabajar
para que? Siente ese desanimo y por otro lado siente que esta siendo
un parásito para sus padres.
Juan
es muy reflexivo pero se encuentra que esta en un callejón sin
salida, por mucho que busque la misma, no la hay, pero tampoco quiere
retroceder e iniciar un nuevo camino.
Sus
amigos tienen una situación similar, sin valores, sin sentido. Con
la única motivación, de salir de fiesta. Cosa que puede hacer muy
esporadicamente. Porque Juan, moralmente, es incapaz de pedir dinero
a sus padres.
El
tiempo pasa tan despacio que no sabe como emplearlo, no tiene ocios
en los que desarrollarse y lo único es reunirse con los amigos a
partir de las siete.
No
tiene presión en casa como si ocurre con sus “colegas”. Pero el
laberinto lo único que le hace es doler la cabeza. Un día conoció
a Stela pero ella trabaja y tiene las ideas muy claras, lo que hizo
que se sintiera que no estaba en su onda, por lo que rompió su
relación de amistad. Una circunstancia más para sentirse mal.
Encontró a un compañero que le hablo que pertenecía a una asociación de
amigos de los árboles y le animo a que les presentara a sus
compañeros. Una pequeña chispa se ilumino en su cabeza estéril, árida, y la ilusión que presto le fue compensada con los motivos que le explicaron. Se empezó a sentir parte del grupo. Le enseñaron los
viveros para las plantaciones de la primavera y le enseñaron las
diferencias entre los distintos árboles. La luz llego a sus ojos y
se iluminaron. Ya está.
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