LA MURALLA DE CARMEN
Carmen había
construido un muro en torno a ella, por supuesto que el muro era
psicológico pero tan real que podía llegar a tocarlo, hablo en
pasado porque descubrió que este anillo se había convertido en una
prisión. A nadie le gusta sentirse preso aunque hay muchas personas
que así no tienen que pensar y elegir por ello ellos solo son
victimas, se consuelan con ese hecho.
Carmen sentía que
cada vez estaba más aislada, tenia el contacto con su hija, nuero y
nietos pero ella era más que una simple abuela, era una mujer y como
tal necesitaba serlo. No relegada a unas únicas funciones
matriarcales, como había sido sacar a su hija adelante sin la ayuda
de casi nadie.
Cuando descubrió su
muro se asusto pero le hacía estar tan segura como si lo tirara se
encontraría desnuda, como presentarse ante el resto de gente
desnuda, daría una muy pobre impresión.
Eligió el baile
como forma de comunicación y de ampliación de conocer a otras
personas, del sexo masculino, pero los temores que tenía se fueron
afirmando, los hombres son como son y solo van a lo que van.
Con lo cual el muro
siguió en su sitio, había valido tantos años, podía seguir siendo
útil. Un amigo la insistió que lo tocara que lo sintiera y que
decidiera que hacer con él. Poco a poco fue desmontando los bloques
superiores, ahora entraba mas luz y hasta veía más. Sigue no pares
porque tu has cambiado, le decía su amigo. Hoy esta en la base y a
punto de saltar y de correr o bailar en esa tierra que parecía tan
extraña y lejana a su manera de ser. Sigue retirando y reconoce que
no esta cansada, no tiene que hacerlo físicamente sino mentalmente,
así sera más fácil.
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