miércoles, 15 de julio de 2015

LA FUENTE



Un día se sentó frente a la fuente, se llego a encontrar tan bien, que ha ido volviendo en diferentes días. El rumor del agua después de salir del caño a tres pilas superpuestas y que van aumentando de tamaño, para ser la última la preferida de los perros tras el paseo por la arboleda. Hay dos bancos de madera, uno a cada lado. Es una fuente con historia aquí se libro una de las batallas de la guerra civil, sus aguas habrán disminuido la sed y seguramente han limpiado a algún herido, hoy lo sigue haciendo a los ciclistas que han caído y se llenan de erosiones, por la que mana el otro liquido importante en nuestras vidas, la sangre. Un grupo de jubilados han intentado hacer un jardín pero pies anónimos han destruido la labor de ellos. Afanosamente lo vuelven a reconstruir y preguntado a uno de ellos el porque lo vuelven ha hacer. La respuesta es clara: “si yo mañana supiera que voy a morir, plantaría un árbol”. Frase que da mucho que pensar sobre la tesis del aquí-ahora.
En sus manos lleva un libro , pero no termina de concentrarse en él. Prefiere cerrar los ojos y oler el aroma de la planta de espliego y oír el trepidar del agua saltando de un recipiente a otro.


Una urraca se llega al borde para sofocar el calor ambiental, para proseguir su vuelo. La sombra de los chopos acompaña para ser declarado paisaje idílico, aunque a un par de kilómetros se encuentre la gran ciudad. Sugiere la figura del oasis en el gran desierto, siempre habrá que pensar que no soluciona nada el confort del mismo, pero si esta claro, que nos habrá dotado de suficientes fuerzas para volver con una sonrisa embriagadora y nuestra mente alimentada.

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