Juan es un lector
consumado, le encanta leer todo lo que pasa por sus manos desde una
etiqueta, un periódico una revista o un libro.
Es curiosa su
actitud que representa su inquietud por saber. Cuando a Juan se le
pregunta porque obra de esa manera siempre responde de la misma
manera.
-Me encanta
descubrir nuevas cosas.
-Si pero cosas
intrascendentes como una etiqueta?
-Solo así puedo ver
cual es mensaje que nos quieren transmitir con ese producto.
-Si pero eso es una
locura.
-Me gusta comprender
los mensajes que se nos ofrecen en tantas y tantas cosas.
-No quiero pasar
indiferente, solo comprender porque actuamos así.
-Si, Juan pero
querer encontrar la comprensión de todo, es una tarea muy difícil.
-Eso es lo que puede
parecer a primera vista pero luego te vas dando cuenta que los
planteamientos son los mismos, y todo responde a unas pocas ideas
definidas.
-Que quieres decirme
que no hay nada nuevo bajo el sol.
-Después de tanto
leer comprendo las directrices generales, como si los motores humanos
estuvieran definidos, los objetivos siempre son los mismos.
-Pero esa capacidad
de simplificar nos hace ver un paisaje descorazonador.
-Puede serlo pero,
contesta Juan. Pero es a la conclusión que he llegado.
No te parece una
idea desoladora.
-No estoy de
acuerdo, por encima de todo siempre esta el ser humano, esa persona
maravillosa de poder cambiar al mundo.
-Pero como?
-Muy fácil, solo
cambiando su entorno, por eso el fatalismo no ha entrado en mi, al
contrario me siento más reforzado. Siempre hemos dejado que otros
escriban el camino, es mejor seguir que inventar, porque ello supone
un trabajo al que preferimos dejar hacer.
-Todo eso te ha
llegado por la lectura.
-Por la lectura he
descubierto muchos caminos y por ello me siento libre.
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