Juan le dice a Alberto.
-observaste que el dinero que
llega fácil se pierde o gasta con la misma facilidad, igual que llegó.
-es cierto, por ejemplo los
especuladores inmobiliarios o que trafican con droga o seres humanos. Igual que
les llega les desaparece con la misma facilidad. No es un seguro de vida, pues
es como si tuviera alas. Responde Alberto.
-Un pobre hombre que consigue a
duras penas algo de dinero, el dinero le cunde más, por supuesto sin poder
hacer grandes desembolsos, que no están para él. Consigue que le sobren hasta
unos céntimos. Cuando en el caso de las otras personas son billetes lo que se
mueve.
-por ello la obcecación que
tenemos hacía el destino que supone el dinero, se cae por el camino. Se
convierte en una ilusión. Pero eso sería destruir los mitos con los que se
construye nuestras sociedades, es como dinamitar las estructuras donde se
sustenta todo. Por supuesto queremos seguir viviendo en nuestro engaño para no
tener que construir nada nuevo.
-Cuando alguien gana un décimo de
lotería u otro sistema, ves que la persona no ha mejorado, no esta más segura,
su casa no es mayor, aunque la halla cambiado. Renueva su antiguo coche. Como
por arte de magia, el dinero comienza a evaporarse hasta sentirte en una posición
peor que la que tenias, antes de poseerlo. Aunque te hallas afanado en guardar para el futuro. Es como una
estructura llena de poros y el problema sea que tienes que acumular gas. Crees
que tienes pero al final desaparece, con el paso del tiempo. En unas personas más
deprisa y en otras más despacio, pero al final desaparece.
-por supuesto, no nos encontramos
mejor, quizás hasta encontremos problemas nuevos, con resultado de sentirnos
mucho peor. Las ilusiones se evaporan.
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