jueves, 1 de febrero de 2018

LA SORPRESA




La esperanza de la sorpresa es lo que mantiene a Juan unido a la lectura. Busca una y otra vez lo que rompe la uniformidad. Salir del encefalograma plano como dice él.
Difícil dar por vencido, hombre tenaz. Siempre acompañado por sus gafas de pasta con cristales lo suficiente grandes para formar una herida en la nariz, cauterizada por el paso del tiempo.
Cuando habla con cualquier persona quiere ver la imagen plana de la vida que llevan los seres humanos, sobre todo los de ciudad, poco observadores de la naturaleza, como mucho del estado atmosférico.
Acumulaba libros, hoy los dispositivos electrónicos han liberado las estanterías de madera. Incluso ha empezado a donar a asociaciones que luego los venderán a un euro, eso no le importa. Cada semana llena una bolsa de deporte y los lleva a la institución, que los recibe como un mueble más, apilándolos en un palé, para hacer una primera criba, donde separar los de más valor y poder conseguir uno o dos euros más.
Esa sensación de ganar espacio y sentir una liberación, donar esos libros comprados con esfuerzo para, solo, ocupar un lugar, similar a la memoria que acumula multitud de datos inútiles pero si desaparecieran dejarían un vació de experiencia.
Juan no le importa desprenderse de la materia por otra más virtual, ha aceptado el cambio. Pero sigue teniendo esa capacidad de buscar algo que haga la vida más interesante.
Abre su mente para realizar en cualquier situación, no, necesaria, fuera de lo normal. Un paseo, una actividad es punto para desarrollar su imaginación. Ha aprendido a hacer un instrumento a su necesidad personal.
Hoy ha comprado un ramo de flores para colocar en su jarrón del comedor, llena de agua, observa que esta lleno de insectos, ha traído un mundo a casa.

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