Juan
descubre que se ha equivocado, es entonces cuando trata de arreglar
el desaguisado. Difícil tarea, en ella, emplea todo su saber e
influencia.
Piensa
una vez y otra vez más, como hacerlo pero el daño ya está hecho,
similar a la maceta rota al cambiarla de sitio, los tiestos no tienen
patas y por tanto se apegan a su lugar, pero unas manos resbaladizas
pueden llevarla al suelo y la cerámica partirse y también alguna
rama, incluidas las flores incipientes. Contemplar la escena e
intentar, nada. El daño se produjo, una escoba y un recogedor harán
que todo vaya a la bolsa de basura y en el lugar ocupado se producirá
el vació de la falta de vida.
Llevado
por las opiniones de los demás lo ha dado por verdad absoluta y por
tanto tenía que remediarlo. Se convierte en autor, unos días más
tarde descubre su error: Pero ¿como remendar el error? Piensa que la
respuesta es fácil, comprar una nueva maceta y con más flores, pero
en su caso no se puede comprar el daño infringido. Puede dar
caramelos para endulzar la boca pero la restauración es una función
fuera de su alcance.
La
reflexión de Juan es clara, no volverá a ser llevado por la opinión
de otras personas. La teoría es fácil, pero como hacerlo en un
medio social, donde estas interactuando continuamente ¿Como ser
ajeno a lo que te rodea?
Juan
decide desconectarse de la realidad y buscar un aislamiento, poniendo
tierra por medio, será sencillo no volver a cometer el error que
ahora, tanto, le apesadumbra.
Pero
Juan es consultado por muchas personas, haciendo perder esa decisión
tomada. La dinámica coloca en su lugar a su persona. Haciendo
olvidar el error cometido. Pero la sombra que proyecta va unida como
una mala compañera.
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