Blanca se mueve de un lado a otro
en su cocina. No consigue detenerse en un sitio concreto. Su cabeza no esta
ubicada en una acción, trata de que el movimiento consiga parar la dispersión
de la noticia que ha recibido hace unos minutos. Como si cansando al cuerpo
lograra parar su cabeza, pues no encuentra solución.
Por fin se dirige al sofá y cae
derrotada, cierra los ojos, pero multitud de pensamientos en la misma línea acuden
sin ser invitados y la fiesta se trasforma en un agobio. Abre la ventana en búsqueda
del oxigeno o aire reparador. Hoy no es día del mismo, por ello vuelve a
cerrarla, como queriendo encontrar su interior.
Blanca hoy se había vestido del
color de su nombre, pero no se siente como tal, por ello se desviste y cambia a
los tonos azules. Salé a la calle en busca de solución, mientras vuelve a sonar
el teléfono, al no tener identificado, el numero decide ignorarlo, si quiere
dejara un mensaje.
La calle tiene un gran
movimiento, como cualquier día laborable. Busca comprar la cena de hoy. Una
larga cola sirve para que vayan hablando entre los componentes, pero hoy no
tiene ganas de participar. Por ello abandona la misma y busca otra donde los trámites
sean más cortos, aunque esté cuatrocientos metros más allá.
Al pasar por el parque observa a
un niño con aparatos metálicos en sus piernas, lo que limita sus movimientos haciéndoles
torpes, pero una sonrisa en su boca, a pesar del esfuerzo que está realizando.
Una pelota es su objetivo. Blanca sale de su estado de trance y observa el
esfuerzo, su cara sonriente y, solo, en
este momento, abandona noticias, nerviosismo y agobio, para ver el esfuerzo de
llegar a la pelota y cogerla entre sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.