sábado, 2 de septiembre de 2017

EL AGOBIO DE BLANCA








Blanca se mueve de un lado a otro en su cocina. No consigue detenerse en un sitio concreto. Su cabeza no esta ubicada en una acción, trata de que el movimiento consiga parar la dispersión de la noticia que ha recibido hace unos minutos. Como si cansando al cuerpo lograra parar su cabeza, pues no encuentra solución.
Por fin se dirige al sofá y cae derrotada, cierra los ojos, pero multitud de pensamientos en la misma línea acuden sin ser invitados y la fiesta se trasforma en un agobio. Abre la ventana en búsqueda del oxigeno o aire reparador. Hoy no es día del mismo, por ello vuelve a cerrarla, como queriendo encontrar su interior.
Blanca hoy se había vestido del color de su nombre, pero no se siente como tal, por ello se desviste y cambia a los tonos azules. Salé a la calle en busca de solución, mientras vuelve a sonar el teléfono, al no tener identificado, el numero decide ignorarlo, si quiere dejara un mensaje.
La calle tiene un gran movimiento, como cualquier día laborable. Busca comprar la cena de hoy. Una larga cola sirve para que vayan hablando entre los componentes, pero hoy no tiene ganas de participar. Por ello abandona la misma y busca otra donde los trámites sean más cortos, aunque esté cuatrocientos metros más allá.
Al pasar por el parque observa a un niño con aparatos metálicos en sus piernas, lo que limita sus movimientos haciéndoles torpes, pero una sonrisa en su boca, a pesar del esfuerzo que está realizando. Una pelota es su objetivo. Blanca sale de su estado de trance y observa el esfuerzo,  su cara sonriente y, solo, en este momento, abandona noticias, nerviosismo y agobio, para ver el esfuerzo de llegar a la pelota y cogerla entre sus manos.

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