Por donde va, Alberto, va
preguntando sobre el bosquecillo, hasta que encuentra a una mujer dispuesta a
contarle lo sucedido, referido a las disputas entre dos familias pudientes de
los dos pueblos, como consecuencia cinco personas fallecieron en la cueva entre
ambas castas. De ahí surge la enemistad entre ambos pueblos. Pues los sucesos
tienen varias versiones desde ritos satánicos a venganzas personales. La verdad
nunca se supo pero montañas de arena se vertían iniciando un muro de
aislamiento e incomprensión.
Alberto sin darse cuenta se había
metido en un avispero donde los aguijones están muy presentes y dispuestos a
dejar pasar el sitio como un cementerio.
Pero el busca el paraje y
disfrutar del mismo. Cosa que nadie entiende que ha venido a interesarse por
este entorno.
Como su estancia se prolonga, va
sabiendo más y más cosas, que le introducen en un laberinto, donde la única
salida es seguir hacía adelante.
Por fin un día decide ir al otro
pueblo para escuchar otras versiones. Sus movimientos son seguidos sin ser
consciente. Parece que alguien quiere perturbar la paz de unos muertos que han
separado ambas poblaciones, por tanto se convierte en una persona molesta. Pero
tiene tiempo para saber más datos al respecto.
En el otro pueblo contacta con
otras personas que le dan versiones disparatadas donde cada interlocutor ha
puesto ficción de parte suya. Con lo que es una bola de nieve, donde es difícil,
encontrar el grano.
Va anotando en su libreta todo el
material narrado, para no perderse y siempre regresa al bosque para escuchar
las versiones del silencio y del sonido de las hojas. Con su mochila a cuestas
recorre los diferentes sitios. Hasta hoy miércoles que a la salida del pueblo
se presentan tres hombres colocados frente a él y con decisión interrogatoria.
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