Alberto desciende de una familia
de depresivos, es curioso que se vayan repitiendo los patrones familiares, sin
ser conscientes de ello.
Alberto en su cuarentena no es la
alegría de la huerta, siempre ha sido muy retraído, tímido. Esto le ha llevado
a un carácter solitario. Normas que ha heredado desde hace dos generaciones tras
una bisabuela que cayo en melancolía después de la perdida de su marido y caer
en bancarrota, ocasionada por una mala gestión de su marido. Su síndrome llego
a su abuela que paso a su madre y el solo responde a los patrones aprendidos.
La relación con las mujeres
siempre ha sido tormentosa, como un rechazo interior a su legado. No ha estado
casado ni vivido en pareja. Su carácter huraño, no ha propiciado ningún
acercamiento y su visión siempre ha sido negativa. Por ello aumenta su soledad
y su falta de comunicación, también llevada a sus compañeros de estudio y de
trabajo.
No ha tomado el acercamiento tras
una jornada de trabajo o cuando era estudiante. No ha compartido gustos comunes
como el deporte o las mujeres. Con ello se ha ganado el calificativo de gruñón.
Alberto se ha conformado en
vestirse de tonos negros o oscuros lo que le ha llevado a tener el calificativo
de cucaracha. Frase repetida fuera de su oído o presencia.
Tiene una hermana con la que no
comparte nada, pero si el mismo carácter, aunque ella si se ha casado y tiene
una niña, con profundas ojeras como muestra su madre.
Alguien le insinuó una vez que
tenía que romper con su pasado, pues es el origen de su estado actual, la
noticia le llego como un comentario más, pero lejos de su ser. Pero esa semilla
un día se fue desarrollando y su lucha es la liberación.
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