viernes, 15 de septiembre de 2017

EL CAMINO ENTRE DOS PUEBLOS 4








El que lleva la voz cantante, esta en el medio de los otros dos, pregunta por su objeto de interesarse tanto por lo que pasó.
Alberto ante la actitud intimidante contesta relajado incluso les invita a sentarse en las piedras del camino, curiosamente aceptan. Con lo que el bloque se disipa. La primera batalla la ha ganado. El ritmo de preguntas y respuestas lo está marcando él. No tiene necesidad de ocultar nada y por tanto se encuentra seguro.
Consigue darles la mano a la hora de despedirse y retoma el camino hacía los árboles. Allí apoyado en el tronco de un roble de gran porte, se da cuenta de la necesidad de hablar que tienen los habitantes de ese tema oscuro, en ese pasado que se ha vertido tanta tierra con la necesidad de hacerlo desaparecer.
Son ellos lo que han buscado ha alguien para salir del ahogo: está sensación la va corroborando día a día. Donde va recibiendo más información, por supuesto contradictoria y llena de decoración personal.
Alberto toma partido y logra reunir a varios vecinos de ambos pueblos con la intención de hablar, con el arbitraje suyo.
Aceptan pero las condiciones las fija Alberto, para no llegar a los insultos y rencores larvados, durante tantos años.
Por supuesto la reunión será en la linde de los dos pueblos. Llevan unas sillas plegables e inician la conversación, ante la desconfianza de todos. Pero Alberto logra una reconciliaciación que termina entre ambos y el compromiso de hacer otra en el bosquecillo.
En esa ya no estará pues ha terminado su tiempo. Pero les ha rogado que mantengan, el medio virginal, de ese espacio natural, tan magico.
Vuelve con la sensación del trabajo bien hecho y va a despedirse de ese lugar que le ha sugerido tantas cosas agradables.

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