Juan se muestra agresivo en la
mayoría de sus acciones, esto le acarrea muchos problemas, pues parece una
persona resentida con el mundo. Todo se remonta a su infancia, era un niño
enclenque, con gruesas gafas. Despreciado por sus compañeros y todo el mundo.
Fue larvando una idea de venganza, de resentimiento. Hasta que un tío suyo le
llevo de viaje y le cambio su personalidad para convertirle de un débil a un
chico fuerte, donde tenía que destacar en todo, por ello cada ocasión presentaba
una rivalidad, donde el objetivo era salir victorioso. Por supuesto, que no lo
conseguía siempre. Pero su rabia se acumulaba y trasluce a su rostro.
Juan fue creciendo en este medio
y solo fue afirmando sus principios, fundamentados en aquellas conversaciones
con su pariente, convertido en lider. Se fue aislando del mundo, aunque su
trabajo está en una cadena, donde existen más compañeros. Pero el entiende el
trabajo como una forma de conseguir dinero, suficiente para cubrir sus
necesidades.
El espejo se cansa de reflejar
siempre el mismo rostro con mayor o menor barba en la cara. Su raya en el pelo,
lacio, solo apoyado por la laca sustentadora.
Una casa alquilada es el refugio
de muchas de sus horas libres. Escasa luz y pocos utensilios. Su habitación
pintada de negro igual que el azul oscuro que cubre el salón son los reflejos
de sus pensamientos y su forma de vivir.
Un día conoció a una muchacha
pero la relación fue tan turbia que ella, puso tierra por medio hasta
desaparecer de su vida.
Desde entonces la relación con el
sexo femenino fue más áspera, condicionada por la relación que mantuvo con su
madre.
Juan desaparece en los campos
oscuros de la noche y vagar en busca de nada. Regresa a las doce siempre.
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