viernes, 31 de marzo de 2017

LA DUDA






Juan sale, como todas las mañanas, pera ir al trabajo. Cierra la puerta de su casa y cuando va a bajar las escaleras, duda si poner el pie izquierdo o el derecho. Pero coge el paso enseguida.
Monta en el trasporte público y dirige su mirada a ninguna parte en concreto. Cuando una idea flota en su cabeza: ¿Habré apagado el gas, después de hacer el desayuno? Hoy no volverá hasta la noche. Comienza a intentar recordar cada momento de esta mañana y no recuerda el preciso momento en girar el dispositivo de apertura.
Juan, llega a su trabajo, pero no se encuentra concentrado. La fijación cerebral le lleva a si ha realizado el acto de cerrar la llave.
Empieza a generarle miedo y una idea volver a casa para comprobarlo, pero es una acción que no puede ser, están a final de mes y tienen que presentar resultados a la junta empresarial.
Sudores fríos y hasta un pequeño temblor en una de sus piernas. Recuerda,  mientras desayunaba, coloco la olla en el fuego para dejar cocidas las verduras para la cena. Pero ahí comenzaba su espacio en blanco. Razonando, no recordaba, oir, la salida de vapor, del utensilio. Lo cual podría producir una quemadura y quien sabe con cual resultado.
Se poné delante de los papeles pero no se concentra, un sudor frió, recorre su cabeza y gotas, se deslizan por su frente hacía sus ojos.
Se dirige a su coordinador y pide volver a casa, pues no se encuentra bien. Con solo mirarle, le invita ir al hospital, descubre el temblor de sus piernas y tras el rechazo. Recoge sus cosas y vuelve. Tan rápido como sus piernas pueden. A pasado una hora y media, no puede haber sido tan grave. Abre la puerta y todo esta normal.

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