Antes de contestar el teléfono,
lo dejo sonar varios tonos, cuando lo toma, suena una señal de llamada acabada.
Mira en la pantalla por si es un
contacto conocido y observa que no. Juan esta nervioso, espera un aviso, en
la que le pueden denegar todo su proyecto, de trabajo y hasta de vida. Por
ello, esa indecisión, ha dejado sonar el teléfono, más de lo normal.
Para ello hace una rellamada, una
centralita es la receptora automática. Tiene que buscar las palabras
adecuadas para encontrar a la persona que ha realizado la llamada. Pero una
maquina es un sistema que solo deja un numero de opciones y la suya no está allí.
Por fin logra hablar con un
humano para explicarle con quien quiere contactar.
La espera indica que se está
realizando la búsqueda. Pero una chica sale como cortafuegos. Vuelta a explicar
la situación y de nuevo nueva musiquita de espera.
¿Juan Solís Sol? Pregunta la voz
de un hombre.
Si en efecto, vuelta a explicar y
recibir la contestación afirmativa de que él es, el autor de la misma. El
motivo es la denegación de su proyecto. Secamente y sin, parecer, dar opciones.
Juan asume la negativa y da las
gracias por su atención. Del otro lado sale una respuesta que no esperaba, yo
modificaría los puntos segundo y cuarto para adaptarlos a un fin social. Tendría
más opciones y seguramente sería aprobado.
Muchas gracias, ha sido usted una
persona muy amable, le puedo preguntar ¿su nombre?
Si, me llamo Juan Reinoso, pero
no diga que le he dado esta información.
No se preocupe, ¿usted me atendió
el otro día, personalmente?
En efecto.
No sabe la ayuda que me acaba de
dar.
Creo que si modifica esos puntos
pasara el visto bueno.
Le vuelvo a decir, gracias.
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