Laura es una mujer que huye de si, por ello va a vivir fuera de las fronteras
Allí encontró un embarazo y su
vida la volcó a su bebe, en concreto una niña, proyecto su futuro y su forma de
ser. Sobreprotegió a su niña como si fuera ella. Pero ocurrieron problemas por
ello, su relación con su pareja se fue enfriando. Cualquier gesto hacía la niña,
era hacía su persona, por ello se volvió irritable, con la consecuencia que cría
a una niña de la misma condición. Lo cual la exaspera, pues no hay nada peor
que verse reflejado en el espejo donde aparece nuestros fantasmas, por ello
aparece lo que más reniega de si mismo.
Lógicamente los fantasmas
producen miedo y no nos gusta lo que aparecen, por ello cambia nuestro carácter.
Laura no es consciente de ello. Pero va encadenando errores que provocan un
desasosiego. Que provocan dolores de cabeza, solo resueltos con aislamiento y
ausencia de luz.
Laura se encuentra en un bucle,
donde cualquier cosa que inicia se convierte en un problema, como si se metiera
en un laberinto donde los pasillos son cada vez más estrechos, pero hay que
seguir hacía el frente. Surge la desesperación, las ganas de abandonarlo todo. Pero
esta su hija y por ella tiene que luchar, su pensamiento protector, es el único
que la da las fuerzas, que cree no tener.
Su viaje ya fue una huída,
ahora en tierras extrañas, apenas tiene amigos, su hija ha capitalizado casi
todo su tiempo. Por ello se vuelve a sentir prisionera. El problema es
enfrentarse a él. Para superarle con nota. Pero sus pensamientos han mermado
sus fuerzas y se siente agotada.
No quiere pensar en nada, pero
una y otra vez, vuelve el espejo traidor que tanto mal la hace.
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