Hay personas que se pasan su vida
persiguiendo su sombra. Cuando creen tenerla acorralada, al ir a cogerla, cogen
el aire. Y surge una frustración, vuelta a empezar y no se dan cuenta que van
persiguiendo un fantasma. Dependiente de la intensidad y de la dirección del
foco de luz. Pero hemos aprendido a perseguir sombras y por tanto desarrollamos
lo aprendido.
Como se mueve con tanta rapidez o
lentitud como demos a nuestro cuerpo, así veremos la trayectoria de la misma.
Los proyectos materiales tienen
una gran similitud con la penumbra, cuando creemos cogerla vemos que no existe,
solo dura el tiempo que ese pensamiento esta en nuestra cabeza, pueden ser años
o unos minutos.
Pero la sombra solo es una
proyección dependiente del rayo de luz que la produzca. Al final, con nuestra
postura ante ella, nos va a proporcionar que sea de una manera u otra, así como
la posición de la misma.
Algunos borrachos se afanan en
perseguirla, como los niños cuando van descubriéndose, intentando darla
esquinazo, en un juego que siempre termina en lo mismo. A veces, no aprendemos
y volvemos a hacer los mismos errores, pero como puede ser, un aprendizaje global.
Pues seguimos haciendo lo mismo, no es cuestión de ir en contra del sentido del
resto de personas.
Seguimos persiguiendo sombras,
sin recordar que ya lo hemos más de una vez con los mismos resultados. Al final
es imagen en color oscuro, dependiendo del foco proyectado.
Sin ser conscientes del
movimiento y la proyección de la misma, dependiendo únicamente de nosotros. El
saber colocar las ideas y, por supuesto, nuestras creencias, que pueden ser tan
limitantes.
Abrirse y disfrutar de la luz,
porqué tenemos conformar con cosas tan menudas como las proyecciones, más o
menos impuestas.
Aceptar que somos seres de luz.
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