El espíritu de superación es lo
contrario de la depresión. Así, siempre, ha pensado Juan. Cuando físicamente se
vio relegado a un futuro bastante incierto no se contento con el pronostico y comenzó
a superar su baja corporal.
Encontró gente que le oriento a
nivel de recuperación, pero siempre ha sabido, en la fuerza interior, en la
voluntad, todos los instrumentos necesarios para afrontar el reto. No se quedo
en las lamentaciones del que mala suerte. Afronto su problema y cada día
consigue un poco más de movimiento, un mayor giro. Índice de estar en el buen
camino.
El accidente no fue un obstáculo sino
una posición personal. Por lo que está profundamente agradecido.
Los agoreros indicaban nuevas
operaciones, pero Juan sabe que no son necesarias para conseguir el ritmo de
vida que llevaba, pero eso si, con otra perspectiva, parece lo mismo pero no es
igual. Cosa que comunica a sus amigos y conocidos, como un nuevo pensamiento
que ha aprendido.
Descubrió la disciplina, cosa
ignorada para él. Consigue ser agradecido a todas las personas que se interesan
por él, no lo entiende como cumplidos vacíos de contenido, sino, muestra esa
recepción de interés.
Juan no quiere demostrar nada,
porque su objetivo ya lo ha logrado consigo mismo.
Juan ha conseguido dar la vuelta
a la tortilla y lo que parecía un gran obstáculo se ha convertido en un
aprendizaje. Mas o menos doloroso, pero siempre aprendizaje, cada persona lo
realiza de una manera diferente, frente a los que se quedan parados, lamentándose
de su mala suerte. Sin analizar que es la suerte y que implica. Con el
estandarte que la suerte es poseer dinero y bienes materiales.
Saber encontrar su bienestar
interior ha significado, para él, la buena suerte, independientemente de lo que
piensen los demás sobre ello.
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