miércoles, 29 de marzo de 2017

LOS HOMBRES ANIMALES DE COSTUMBRES






Dicen que los hombres somos animales de costumbres. Es curioso cuando aprendemos algo nuevo, lo incorporamos a nuestro ser y es como algo nuestro. Por ello si tenemos que cambiarlo, nos entra una resistencia a hacerlo, pues perderíamos algo de nuestra forma personal. De ahí, la resistencia a producirlos mismos.
Juan aprendió un camino para ir a casa de su nuevo amigo. Por ello siempre lo hace por los mismos lugares, como si le diera la seguridad de poder llegar hacía el objetivo. Si lo modificara podría llegar tarde, cosa que él no se lo permite así.
Pero según va pasando el tiempo, va realizando, experimentos, en torno a ello. Recibiendo diferentes respuestas, haciéndolo valido para las siguientes modificaciones.
Juan piensa en ello y reflexiona sobre las diferentes situaciones, repitiéndolas de una forma automática. Sin darnos cuenta que cuando hacemos eso no ganamos tiempo para otra cosa, sino que vamos despreciando cada momento de nuestra vida, dejando de ser único, aunque lo repitamos muchas veces.
Juan piensa que cuando llega a casa hace cosas invariablemente, siendo un acto de desvalorización de lo que realiza. Sí piensa de otra manera seguramente recibirá nuevas cosas. Al llegar a casa es como si entrara en un templo, o una catedral, no importa el tamaño pero si el sentimiento con el actuado.
Las costumbres, piensa Juan, son como meterte en automático, donde dejas de ser tú. Aunque parezca que puedes realizar más cosas, olvidas el sabor, el olor, el sonido, la vista y la sensación de lo que estás realizando. Clave para engrandecer lo que haces. Trasmutar la misma llegada a casa como un acto grandioso, porqué en realidad lo es, igual que comer, respirar, andar etc. Cualquier acción realizada en cualquier día. Por ello el perder el concepto animalario por el racional vivencial, diferente.

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