-
- Cuando
fue la última vez que saliste a comprar, pregunta Ana a su marido Juan.
-
- Pues
que sepas que voy siempre que hace falta.
- _ Creo
recordar que fue, cuando no había supermercados.
- _ Te
crees muy graciosa, poniendo chistes a tus palabras.
-
_ Por lo
menos nos reímos de las tragedias.
-
_ Si, ya
ves cómo me río.
-
_ Juan
el humor lo perdiste en alguna esquina, cuando volvías a casa.
- _ Y
sigue. Plantéate porque ya no sonrió. Piénsalo
un rato.
- _
Llevo bastante
tiempo intentado verlo. Pero no consigo ver el momento en que todo cambio. Pero
puede ser alrededor de dos años.
-
_ Y, ya
que tienes la fecha. Dime…
-
_ No, no
tengo la fecha pero sé que desde entonces tu no estas igual conmigo.
-
_ Y no
consigues saber por qué.
-
_ Si lo
supiera no tendríamos este dialogo, ahora.
- _
Bien
pues te diré, volvíamos de una fiesta con nuestros amigos, y los comentarios
que hiciste esa noche, sobre mí, no me gustaron nada.
- _ Muy
bien, y porque no me lo dijiste.
- _Te voy
a decir todo lo que me gusta o me disgusta continuamente, sería muy reiterativo
y pesado.
- _ No es
peor el haber perdido la sonrisa durante todo este tiempo y que hayas ido
acumulando rencor hasta el día de hoy, hacía mí.
- _
Ya
sabes que no me gusta tener que repetir las cosas dos veces.
-
_ Cuando
eras pequeño, tus padres te tenían que repetir las cosas varias veces, cuando
somos ancianos las cosas se nos olvidan y necesitamos ser recordadas no dos
sino más veces. Es tu capacidad de adaptación la que te lleva a aceptar las
cosas y transformarlas en tu beneficio.
- _
Ya
pero sabes que soy así.
- _
¿Prefieres
amargarte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.