viernes, 19 de febrero de 2016

LA DUDA




Cuando escribe una nota mira a izquierda o derecha en busca de su afirmación, con la duda de si lo habrá realizado correctamente. Como no hay respuesta, entonces entra el temor de la equivocación.
Simplemente es una nota, pero hay una serie de mensajes metidos en el disco duro de su cabeza y por tanto se disparan a cada estimulo recibido. Al final todo es tan fácil como el programa que hayamos metido. Si el programa es erróneo se puede modificar y cambiar por otro. Aquí surge otro problema, el nuevo será mejor que el que sustituimos o es peor. La incertidumbre cabalga de nuevo, con el mismo vestido.
Juan, en el fondo tiene la autoestima baja, ello conlleva la aparición de la duda, que al fin y al cabo es un miedo, que atenaza y consigue ahogarte. Siendo la persona que nos auto boicoteamos,  sin buscar fantasmas en otras, yo y solo yo soy responsable de mi vida.
Esta frase se la repite una y otra vez, pero no se la cree, No la integra dentro de él. Por ello se queda en una frase florero.
Olvida que al escribir, la nota. No necesita la reafirmación de nadie. Es él, mismo, quien crea, quien ejecuta y quien piensa. Sin necesidad de tener todo controlado, es una necesidad el saber equivocarse. En su rigidez, no permite errores que muestran su debilidad.
Juan decide que hoy tiene que poner en práctica todo lo que ha aprendido y no ha llevado a cabo. Es el momento de equivocar el camino, para encontrarse más fuerte en la seguridad de poder hacerlo.
Juan nota que ese miedo que le ha atenazado toda su vida se desvanece, como si de vapor de agua se tratase, no dejando más señal, que unas pequeñas gotitas de la misma.



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