La
sorpresa, es que no hay sorpresa. Así se manifiesta Luis, su
pensamiento es: “la vida ya es de por su si una sorpresa, queremos
sorprendernos porque unificamos todo haciéndolo monótono, está, a
su vez, da tranquilidad y nos permite estar en un estado de paz. Pero
al acostumbrarte a esa paz, llega el aburrimiento. Necesitamos algo
para estar despiertos. Par que la vida tenga un significado y no una
insulsa, sucesión de palabras".
Luis
se dio cuenta de está situación y de la necesidad por tener
sorpresas o estimulos que logren apreciar todo cuanto tenemos. Y esa
eterna lucha por buscar, precisamente, lo que no tenemos. Por ello
contradictorio, poseemos doce cosas y ansiamos la numero trece y así
sucesivamente.
Luis
pensó en difundir la cultura del agradecer lo tenido, desde la
simple o compleja, según se mire, vida. Y a partir de allí
construir una estructura diferente. De tal manera, en que la
impresión sea nuestra realidad, normal y corriente. Pero bella y
magistral a la vez.
Luis
explica que el entendimiento del cuerpo humano, lleva siglos y cada
vez entendemos menos nuestros sentimientos y reacciones. No esta
allende los planetas ni siquiera los océanos, está más cerquita en
nosotros mismos. Eso no tapa nuestra investigación hacía más
cosas, pero no es necesaria la búsqueda del estimulo, para
encontrarnos bien.
Esa
sorpresa que marca Luis, como una necesidad, del ser humano, para
encontrarse a gusto y dando sentido a la vida. No se encuentra en
lado material de las cosas, sino el que el lado inmaterial,
materialice las cosas.
Encontrar
las palabras para que el entendimiento de este mensaje, le lleva a
dar una serie de charlas, por varios foros. Donde hace plantar la
semilla, puede que germine o se quede aislada en su mundo. Los
asistentes eligen.
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