viernes, 22 de diciembre de 2017

EL ESCUDO DE LA RAZÓN




Para Juan siempre le ha parecido que tener razón te da la suficiente fuerza para vencer cualquier cosa. Ese escudo que te hace llegar a cualquier sitio. Esa autoconfianza con poder de despertar admiración en otras personas, es tan fuerte y significativo para poder pasar por encima de cualquier cosa. Sin planteamiento psicológico lo esgrime, como argumento ante cualquiera e incluso se encuentra envuelto en la bandera se la razón.
Juan no ha descubierto que la razón es relativa a la persona esgrimidora, solamente para ella, para el resto existen otras visiones o lógicas.
En Juan solo existe una única verdad, lo demás son descomposiciones de la misma y por tanto no puras.
Juan consigue ser un adalid de la misma, pero ello le lleva a muchas confrontaciones con otras personas de diferentes formas de ver la vida.
Hoy esta pasando por un paso de cebra, inmerso en sus pensamientos, obvia al vehículo que viene de frente. Resulta arrollado pero sin daños significativos. Se levanta como un resorte y va a encararse con el avasallador, por supuesto con el amparo de haber hecho las cosas bien.
. Juan comienza a gritar, consigue llamar la atención de más gente, con lo cual su foro puede reafirmar. Posiblemente unos moratones y dolor muscular sera la consecuencia del mismo. Llama a la policía para que la imponga una sanción. La muchacha, asustada, por fin habla, y pide insistentemente disculpas.
Juan armado de razones dice si no sabe frenar. La respuesta es simple el freno se quedo sin fuerza y no obedece a las ordenes del pie. Juan no la cree y va con ella al coche. Arranca a poca velocidad inicia la marcha. el pedal se hunde sin dar respuesta. El vehículo choca con otro aparcado. Juan sale pálido. Un policía espera allí.

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