Juan
mientras espera la llegada de María, ha entrado en una pastelería y
ha comprado una sabrosa palmera de chocolate. Hace calor y la
servilleta con la cual sujeta la misma, se ha pringado. Como puede va
dando mordiscos, mientras espera sentado en un banco. Poco a poco su
mano y cara comienzan a ser pintados de un color marrón.
Es
la segunda vez que ha quedado con María, ha cuidado su forma de
vestir y hasta ha incorporado colonia a su cuerpo. Pero ahora todo
parece arruinado, Manchado en exceso, decide depositar en una
papelera. La servilleta ya no puede acoger mas manchas y lleva el
mismo destino. Y ahora, ¿qué?
Al
fondo del paseo ve una fuente, es la solución, todo volverá a su
sitio. Es su pensamiento, acelera sus pasos y observa que no hay
rastro de agua en el desagüe, quizás el calor allá evaporado el
mismo. Pero al apretar el botón nota el vació de no salir nada. ¿y,
ahora?
Busca
una papelera para encontrar un papel que pueda tomar como un
limpiador, pero están vaciás. La corteza de algún árbol puede ser
la solución, pero no absorbe lo suficiente y menos todo el contenido
de las manchas en brazos y cara, sin contar las pringosas manos.
Alternativa
que surge en la cabeza ir al servicio de algún bar. Comienza la
busqueda y no tiene, mucho tiempo por hallarlo. En frente un luminoso
indica a que se dedica el negocio.
Da
las buenas tardes y pide una cerveza, gira la cabeza y ve la señal
indicadora de los servicios. Entra en el de caballeros y no hay agua,
ni tampoco papel. Parece que todo se tuerce. Sale y pasa al de
señoras, abre el grifo y aparece la preciada agua. Mojado sustituye
la suciedad impresa.
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