viernes, 15 de diciembre de 2017

LA DULCE ESPERA



Juan mientras espera la llegada de María, ha entrado en una pastelería y ha comprado una sabrosa palmera de chocolate. Hace calor y la servilleta con la cual sujeta la misma, se ha pringado. Como puede va dando mordiscos, mientras espera sentado en un banco. Poco a poco su mano y cara comienzan a ser pintados de un color marrón.
Es la segunda vez que ha quedado con María, ha cuidado su forma de vestir y hasta ha incorporado colonia a su cuerpo. Pero ahora todo parece arruinado, Manchado en exceso, decide depositar en una papelera. La servilleta ya no puede acoger mas manchas y lleva el mismo destino. Y ahora, ¿qué?
Al fondo del paseo ve una fuente, es la solución, todo volverá a su sitio. Es su pensamiento, acelera sus pasos y observa que no hay rastro de agua en el desagüe, quizás el calor allá evaporado el mismo. Pero al apretar el botón nota el vació de no salir nada. ¿y, ahora?
Busca una papelera para encontrar un papel que pueda tomar como un limpiador, pero están vaciás. La corteza de algún árbol puede ser la solución, pero no absorbe lo suficiente y menos todo el contenido de las manchas en brazos y cara, sin contar las pringosas manos.
Alternativa que surge en la cabeza ir al servicio de algún bar. Comienza la busqueda y no tiene, mucho tiempo por hallarlo. En frente un luminoso indica a que se dedica el negocio.
Da las buenas tardes y pide una cerveza, gira la cabeza y ve la señal indicadora de los servicios. Entra en el de caballeros y no hay agua, ni tampoco papel. Parece que todo se tuerce. Sale y pasa al de señoras, abre el grifo y aparece la preciada agua. Mojado sustituye la suciedad impresa.

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