martes, 19 de diciembre de 2017

EL VIRUS





Juan inicia su trabajo en una empresa nueva, mucho por descubrir y muchas cosas para acoplarse a unas nuevas directrices, hábitos y formas de trabajo.
Esta ilusionado pero a la vez expectante a como desarrollar su trabajo. Se presenta a sus nuevos compañeros y le indican su ubicación, es en un rincón interior sin luz natural. Coloca su abrigo detrás de la silla. Se sienta y espera que alguien le informe de que y como va a desarrollar su trabajo.
De pronto sale un hombre alto con canas en sus sienes y se dirige a él. Hola soy Luís el encargado de esta sección, me informaron que te presentarías hoy. ¿Puedes pasar a mi despacho? Juan de pie, le estrecha la mano y le sigue.
El despacho es austero con algún motivo personal, en la mesa de trabajo. Pero se dirigen a otra mas larga con diez sillas, elige una lateral, mientras Luis tomá la presidencial. La conversación es sobre su pasado laboral. Para empezar una exposición sobre la empresa a la que acaba de llegar. Parece un disco que pone a cada nueva incorporación y hasta el tono es monótono. Pide que interrumpa cuando quiera hacer cualquier aclaración o pregunta. Juan realiza varias para mostrar su interés en aprender más sobre su nueva empresa.
Las flores y los logros son lo que más se quiere remarcar. Aunque hay algún comentario que muestra diferencias con la dirección que se encuentra en otra provincia. Mientras enciende una presentación donde se muestra el equipo humano y las instalaciones. Las personas han cambiado y muchas no están, pero como es el material que tienen pues lo usan.
Descuidadamente Luis, pulsa una tecla equivocada y como si de un virus se tratara se deshace la imagen. Ocurre lo mismo en las otras pantallas informáticas.

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