La
fuente del parque, es pequeña, tiene la forma de una pila bautismal.
Está situada en la zona norte. Por allí no suele ser un sitio
frecuentado. Pero a pesar de tener cien años, tiene su leyenda, no
demasiado difundida. Cuentan que junto al banco ubicado al lado de la
misma. Allí todas las tardes durante un año iba una mujer y se
sentaba a escuchar el rumor que produce el agua cayendo por los
laterales, produciendo un sonido monótono e hipnotizador, por tanto.
Esta mujer, Isabel, va a llorar la perdida de su amor con Mateo. Se
sintió muy infeliz cuando rompió su compromiso con ella. Con
lagrimas iba todos los días a sentir como las mismas se diluían en
el agua y se sentía mejor. Por ello asistía todos los días,
durante una medía hora. Todos los paseantes del parque la veían a
la misma hora en el mismo sitio, con la vista fija en la caída del
agua.
Justo
cuando cumplía un año, la mujer dejó de ir. Dejando como una
ausencia en el lugar, se había convertido en parte del jardín
durante la media hora a las cuatro de la tarde.
Se
especulo mucho sobre la visita de esta mujer, pero nadie entablo
conversación con ella. Solo notaban con la tristeza con que llegaba
y la sonrisa con la que salía. Por ello se la empezó a aplicar
poderes mágicos y otras personas comenzaron a imitar las visitas. Y
empezaron a sentir igual estado de animo. El rumor comenzó a
multiplicarse y el entorno, antes que pasaba desapercibido, se
llenaba de personas solitarias que se sentaban en el banco para mirar
la fuentecilla. No se sabe porque, pero todos salían con una sonrisa
dibujada en su boca.
Incluso
se aumentaron el numero de los bancos pensantes.
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