Juan
es un joven, en torno al cuarto de siglo. Los diferentes avatares le
han permitido estar en una situación de tomar las decisiones que
otros le dan, así no se equivoca, no tiene miedo al ridículo. Una
de las cosas que más le exasperan es parecer un pelele, sin embargo,
ha sido una vida llena de decisiones tomadas por otros. Ha situado su
zona de confort en ese punto que le da miedo decidir, nuevas
empresas, nuevos viajes, todo lo que el no tenga planificado.
Los
estudios los eligió en base al criterio de sus padres, evidentemente
es un hijo ejemplar que no da disgustos y tiene un sentido plano de
su vida lo cual, tiene sus pros y sus contras. Los pros se resumirían
a nivel de los demás pero a nivel propio genera un sentimiento de
impotencia.
Cada
día se encuentra más inferior a los demás. Todo esto desencadena
una sensación de desasosiego, de angustia, que le lleva a episodios
de parálisis. La solución esta en ir a un médico que le manda
diferentes pruebas para descartar un problema físico. Los resultados
indican que no lo hay. Por ello se le remite al psiquiatra, allí lo
solución son psicofarmacos y esperar a ver como evoluciona. La
farmacia le deja en un estado bastante vegetativo, donde pierdes la
noción del tiempo por un espacio adormilado. El paciente no tiene
los episodios por los que acudió a consulta, por ello, se piensa que
esta mejor: Se ha solucionado el problema, prueba conseguida. Juan se
encuentra en la misma realidad pero mas dormido, físicamente. Piensa
que su estado no tiene solución con el resultado de empezar a caer
en otro nuevo, llamado depresión.
Juan
sin moverse va cambiando a peor. Pero encuentra la comprensión de
sus seres queridos, tiene bastante.
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