miércoles, 15 de febrero de 2017

NUESTRA RESPONSABILIDAD






Siempre se busca a otra u otras personas para culpabilizar de lo que nos sucede a nosotros. Como queriendo eludir nuestra responsabilidad.
Cuando estamos tristes, doloridos o incluso enfermos buscamos a extraños como los autores de nuestros males. A veces, nuestra ceguera, lo transforma en forma de virus o bacterias, cosas sin entidad, pero que ahí están.
Una vez de quitados de culpa nos encontramos mejor, y  tenemos a un o unos autores de nuestro estado de desconsuelo, de malestar. Pero esa mejoría se transforma en lamento. Que tenemos que transmitir a los demás para saber el motivo por el que me encuentro mal.
Este estado de lógica nos abruma y soluciona pocas cosas. El único responsable soy yo, esto acapara una situación ingobernable. Ya la razón montada hasta ahora se desmorona, y ahora ¿que hacer?
Una vez que se monta un edificio, en área prohibida, tenemos que proceder a desmontarlo, con el mismo entusiasmo que lo construimos. Pero con la seguridad y la experiencia de saberlo como hacerlo. No habrá sido tiempo perdido, sino un mayor conocimiento.
Las viejas formas de construir se modifican, al igual que las nuevas formas de escribir o leer, han cambiado.
No es necesario seguir viendo caras grises al cruzarnos con personas en las ciudades, la alegría de superación marcara nuestros nuevos rostros, porque seremos los protagonistas de nuestra vida, no los acompañantes o los espectadores, de nuestra realidad.
Al entender la vida como nuestra responsabilidad, estaremos en el camino de sentirnos autores, independientemente de nuestros éxitos o nuestros fracasos.
Sino veo, o no oigo el problema es mió. No de los huesecillos auditivos o del nervio óptico. Tendremos que analizar que es lo que no quiero ver u oir. Es lo que forma nuestro deterioro. Al igual que nuestras articulaciones, miedo a avanzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.