jueves, 2 de febrero de 2017

LA SALA DEL HOSPITAL






La sala del hospital se encuentra llena, es época de gripe y muchas personas mayores lo sufren con más virulencia.
Curiosamente las personas que trabajan en ese espacio suelen olvidar que trabajan con humanos, como ellos, con problemas similares a los suyos, sino iguales.
Acuden porque buscan ayuda, como la persona que se encuentra perdida y va a la primera persona que ven para que le indicara por donde debe ir para llegar, al sitio concertado. Al no conocer el territorio va en busca de alguien que sepa más.
El problema surge cuando la persona, preguntada, toma una posición de superioridad pues tiene el conocimiento del lugar.
Al surgir la enfermedad, surge la misma sensación de encontrarse perdidos, acudes a profesionales que han estudiado el territorio, el cuerpo humano. Pero se olvidan de que depende como se digan las cosas, la enfermedad o el mapa del territorio, es importantísimo para encontrar la salud. No solo la ciencia vale para descubrir sino para tratar quien viene en búsqueda de ayuda.
La duda hace que aparezca la misma, sensación, dentro de nosotros, por ello será una eminencia en medicina pero el resultado será inferior al necesitado.
En las facultades, se olvidan de esos detalles que cambian la manera de ver las cosas, incluida la enfermedad. Es como ir a la consulta de un medico y todo esta muy limpio, claro, pero al dar la mano al galeno, descubrimos unas manos sucias. Empezamos a tener un rechazo al que no salvara el diagnostico cierto o el medicamento correcto. Lo mismo ocurre con las palabras o la manera de comportarse frente al paciente. En las facultadas se olvida que somos algo más que cuerpo, nuestros sentimientos, manera de pensar también son muy importantes en toda representación, de nuestra vida, en la evolución que tenemos.

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