La olla iba soltando vapor
indicando la disposición para indicar que la comida esta lista.
Comienzan los preparativos de la
disposición de la mesa para ofrecer la comida elaborada en la misma.
Se dispone los vasos, cubiertos y
servilletas delante de la silla de cada comensal, todos llegan con hambre.
Se intercambian palabras sobre la
mañana, desde anécdotas hasta conversaciones con los compañeros.
Apenas se ha puesto mucho empeño
en la elaboración de los alimentos. El que primero ha llegado es el que le toca
prepararla.
Se pone un salvamanteles en el centro y se
coge un cucharón para servir. Se abre la tapa y un profundo olor a quemado
surge. Los gestos de las caras se retuercen. Las quejas se funden para definir,
esto no hay quien se lo coma.
Acusaciones y palabras
altisonantes, muestran la contrariedad del “ y ahora que”
Se acerca la olla hacía la taza
del servicio y se vierte. Se abre la puerta de la nevera en busca de
alternativa. Pero la ausencia de comida es manifiesta, pues surge la idea de ir
a comer un bocadillo al bar de al lado.
Y esta noche se hablara de la
disposición de hacer la comida la noche antes y tener algo de comida en la
nevera para cualquier caso de necesidad.
La reunión se hace dura por las
diferencias acumuladas entre ellos, pero surge la necesidad de poner unas
normas y un dinero común. Aquí surgen las suspicacias, pues existen diferencias
de gustos entre ellos.
Sus salarios son escasos y por
eso comparten un espacio común entre los cuatro.
La noche será larga pero hay que
llegar a un acuerdo o disolver la convivencia, cosa que a ninguno conviene. Por
ello la comida quemada es el punto de tener que llegar a un acuerdo general.
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