martes, 14 de febrero de 2017

EL TEMBLOR DE MANOLO






Que es lo que me está ocurriendo que no puedo parar mi cuerpo. Mis brazos no paran de temblar, incluso mi cabeza se mueve compulsivamente, no logro encontrar el control de mi cuerpo. Un mal se ha instalado en mi cabeza y no rige las órdenes que le voy dando.
Siento vergüenza porque no logro disimular, ante los demás estos tics.
Manolo va sintiendo su deterioro día a día, asistió a la consulta del médico que le derivo al especialista. Mientras tanto una sucesión de pastillas complementaban la dieta. Un desagradable olor en su boca y una erupción cutánea, son los primeros síntomas de rechazo. A la mente se le tenía distraída con nuevas pruebas neurológicas, para descartar lo que todo el mundo sabe, pero hay que poner nombre para colocarte en el mundo.
Manolo se va aislando cada día más. Ya no quiere salir a la calle, siente vergüenza de aparecer en ese estado de monigote disparatado.
Nuevas pastillas químicas, en búsqueda de la tranquilidad perdida.
Apenas puede buscar en Internet, pues sus manos difícilmente aciertan en el blanco.
La palabra suicidio aparece en su cabeza como solución a sus problemas. Manolo ha acabado con su paciencia, pero tampoco logra como ejecutarlo, su mente parece ir a la misma velocidad que su cuerpo. Con lo cual le lleva a un cansancio máximo, a penas puede comer. Pero manolo descubre unas palabras que le llenan de esperanza. No se trata de un nuevo tratamiento sino de ver la vida de otra manera, precisamente a él, condenado a una vida que, parece, se aleja de él.
Una pequeña lucecita esta dentro de su cerebro, donde se ha instalado la penumbra más nauseabunda. Comienza a aceptar la compañía de otras personas y sus ánimos, con consecuencia de agrandar esa luz pequeña, amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.