Cuando el autobús iba a iniciar
su marcha, aparece Ana corriendo, el conductor se percata y para, abriendo la
puerta. Ana con la respiración contenida da las gracias. Hoy parece que llega
tarde a todos los sitios, pero no al transporte. Trata de coger el resuello apoyándose
en una de las barras circundantes.
Menuda carrera te has dado, le
comenta el vecino de barra.
-Si pensé que no le cogía, fue su
respuesta.
-Hoy ha tardado un poco más de lo
normal.
Ana comienza a trastear con su
teléfono móvil, como queriendo dejar zanjada la conversación. Pero su
interlocutor no lo entiende así. Sigue relatando porque ha sido el atasco. Ana
le mira como agradeciendo la noticia pero sus ojos vuelven al aparato.
-Pues has tenido suerte porque
otro conductor ni te para.
-Si la verdad es que si, pero no
vuelve a mirarle, para ver si se da cuenta.
Sigue con su monologo. Ana
aprovecha un momento que sale gente para ir a ocupar un asiento en las últimas
plazas.
Parece que se ha librado de una
conversación que no quería. Pero un par de paradas y el asiento a su lado queda
vació, mientras el señor se dirige enfilado a ocuparlo.
-Te estaba hablando, es de mala
educación dejar a alguien con la palabra en la boca.
-Perdone pero usted hablaba conmigo
yo no tengo que seguir escuchando, banalidades.
-Pero que te has creído mocosa,
aumenta el tono de voz.
-Por favor le ruego que me deje
en paz, levantándose para ir a otro asiento en la parte de adelante. Mientras
la sigue increpando por su desaire, busca oyentes para seguir aduciendo pensamientos.
Por fin llega su para y se baja mientras
observa al hombre mientras ejecuta un movimiento con el dedo anular. Razón para seguir desbarrando dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.