martes, 6 de septiembre de 2016

NORMALMENTE PERDEMOS LA PERSPECTIVA DE...




Normalmente perdemos la perspectiva de nuestro ser, somos humanos y vivimos con otros que nos ayudan en nuestra vida. Dentro de la categoría de sociales, gracias a la labor de cada uno de nosotros, nuestra vida es posible. Desde los albañiles que construyeron nuestras casas, hasta los agricultores pues plantaron nuestra comida, los transportistas, los expendedores, todas las personas que facilitan nuestra vida y sin embargo nos afanamos en buscar gente que nos fastidia la vida. La única referencia encontrada es quien nos rompe nuestro estado de bienestar.
Puede ser que sea el uno por ciento de nuestra vida, pero lo colocamos en primer lugar olvidando el resto, todo aquel que facilita nuestra vida. Nuestro gesto al pasear se hace duro, de circunstancias. La seriedad aflora en nuestras caras como estatuas donde no hay más luz que la que aparece en una sonrisa, ocurrida de cuando en cuando.
Es un uniforme por el cual transmitimos nuestro estado de ánimo, curiosamente coincide con el resto, noventa y nueve por ciento, de  seres humanos.
Va siendo el momento en producir la transformación y sentir que tenemos un montón de cosas por las que debemos sentirnos contentos, felices. No hay que hacer cosas extraordinarias. Tan fáciles como sentir el día en si y en cualquier lugar en que nos encontremos.
Cuando volvemos a nuestro ser la cosa cambia, dejamos todos los estereotipos que se han fijado como una lapa y son la razón de nuestra conducta, pero siempre, porque lo hemos permitido nosotros.
Nadie tiene el poder de darnos la felicidad, podemos estar en paisajes idílicos pero de que sirven si tenemos una capucha en la cabeza.

Si buscamos enemigos los tendremos por todas partes. Si buscamos compañeros de viaje, también los tenemos a nuestro alrededor. No hay que realizar nada extraordinario. Vivamos.

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