jueves, 15 de septiembre de 2016

LA ROTURA DE LA DINÁMICA.




Parece como si la dinámica fuera desear llegar a lo más alto, tanto laboral como socialmente. Siempre esperas que el éxito colme tus deseos personales. Como si te tocara la lotería fuera un síntoma de arreglar tu vida personal.
Pero sin embargo hay personas que han llegado a ese pedestal y lo que han encontrado es que no les gustaba lo que había por tanto, quieren volver desde abajo. Pero con una función de ayuda más que de meta. Sentir que el trabajo que desarrollan es tan importante para ellos como para las demás personas.
Han necesitado un cambio de valores y por ello no dudan de desprenderse de todas aquellas cosas que te encadenan e impiden el gozo de tu vida personal.
Unos los consideran tontos, otros locos y sobre todo valientes por fijar sus objetivos en encontrarse bien, consigo mismo.
No dudan en hacer otra cosa que sea diferente a los patrones, que tenemos incorporados a nuestras mentes. Saben que la materia ata, sobre todo cuando es superficial.
Y por ello no dudan de regalar a personas que ansían esos objetos. Sienten que con cada donación ellos se vuelven más ligeros, por ello sienten una agilidad, para ser más libres.
Desde banqueros o directivos de empresas comprenden que su vida es cada vez peor, se sienten en la espiral que te ahoga y ven como compañeros suyos fallecen por haber aplicado a su corazón un ritmo de dieciocho horas.
Entienden que hay que desprenderse de su ego y comenzar un nuevo caminar, pero por supuesto, en otra dirección.

Y esta en la ayuda casi sin contrapartida. Comparable a cuando dejas de fumar y consigues que el sabor en los alimentos vuelva a aparecer, que los olores lleguen a poner otras notas desconocidas, antes. Que descubras tu propia esencia.

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