Parece como si la dinámica fuera
desear llegar a lo más alto, tanto laboral como socialmente. Siempre esperas
que el éxito colme tus deseos personales. Como si te tocara la lotería fuera un
síntoma de arreglar tu vida personal.
Pero sin embargo hay personas que
han llegado a ese pedestal y lo que han encontrado es que no les gustaba lo que
había por tanto, quieren volver desde abajo. Pero con una función de ayuda más
que de meta. Sentir que el trabajo que desarrollan es tan importante para ellos
como para las demás personas.
Han necesitado un cambio de
valores y por ello no dudan de desprenderse de todas aquellas cosas que te
encadenan e impiden el gozo de tu vida personal.
Unos los consideran tontos, otros
locos y sobre todo valientes por fijar sus objetivos en encontrarse bien,
consigo mismo.
No dudan en hacer otra cosa que
sea diferente a los patrones, que tenemos incorporados a nuestras mentes. Saben
que la materia ata, sobre todo cuando es superficial.
Y por ello no dudan de regalar a
personas que ansían esos objetos. Sienten que con cada donación ellos se
vuelven más ligeros, por ello sienten una agilidad, para ser más libres.
Desde banqueros o directivos de
empresas comprenden que su vida es cada vez peor, se sienten en la espiral que
te ahoga y ven como compañeros suyos fallecen por haber aplicado a su corazón
un ritmo de dieciocho horas.
Entienden que hay que
desprenderse de su ego y comenzar un nuevo caminar, pero por supuesto, en otra
dirección.
Y esta en la ayuda casi sin
contrapartida. Comparable a cuando dejas de fumar y consigues que el sabor en
los alimentos vuelva a aparecer, que los olores lleguen a poner otras notas
desconocidas, antes. Que descubras tu propia esencia.
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