Hoy Juan se ha levantado
observador, quiere ver el comportamiento de las personas en un medio gris, como
puede ser el trayecto en metro.
Como es temprano, la gente por
mayoría se dirigen a sus trabajos. Lo primero que le impresiona es el trabajo
que ponen las chicas jóvenes, principalmente, para salir de casa, como mínimo
se han levantado una hora antes de tomar el medio de transporte. Para que su imagen no se encuentre de
cualquier manera. Han elegido la ropa conjuntada, con los elementos
compaginadores. Creando una imagen que quieren proyectar, no falta el perfume
que desprenda su olor característico, aunque a veces, coincida con el de otra
pasajera, la publicidad unifica criterios y gustos.
Como no se puede perder el tiempo
el teléfono es lo más socorrido y montones de vistas, fijas en las minúsculas
pantallas en busca de la comunicación, no contestada o pasar el rato con la música
o el juego que te distraiga, de lo que te rodea. La mayoría va escuchando
canciones seleccionadas, y algunos bajan los ojos esperando encontrar la experiencia
onírica que dejaron en la cama.
Alguno se cubre leyendo el periódico
gratuito, tomado a la entrada, algún libro de papel y muchos electrónicos. El objetivo
es hacer algo, no se puede estar perdiendo el tiempo mirando a quien tienes en
frente, pues parece que invades la parcela de la intimidad personal.
Juan quiere vivir esos momentos,
ya que en otros, se ha comportado de la misma manera que hoy observa. También algún
chico pequeño que será llevado a casa de sus abuelos para que restablezcan su
enfermedad, pasajera.
La tónica general es tener prisa
y estar lo mínimo posible, en este medio subterráneo.
El viaje se termina y los pasillos, como arterias, desvían a cada persona a una salida diferente.
El viaje se termina y los pasillos, como arterias, desvían a cada persona a una salida diferente.
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