jueves, 8 de septiembre de 2016

LA MARIONETA




Un día una marioneta encuentro vida, mientras la manipula el hombre que la encuentra en la calle.
La marioneta se pone contenta porque vence su anquilosamiento, su estabilidad.  En su cara esta dibujada una sonrisa. Tiene un vestido azul oscuro de donde resaltan estrellas, sol y luna, en amarillo.
Como se puede encontrar contenta un ser inanimado. Es una contradicción que toca superar.
Juan ha sido siempre una marioneta, sin darse cuenta, se cambia a ese objeto, motivo de risas y de mofas, en las fiestas infantiles. Y permanece quieto esperando que alguien le de nueva vida, curioso que se prescinda de la propia vida para hacer la que otros te dicen y hacen.
Pero Juan se quito la responsabilidad de decidir. Y se dejo llevar al muñeco inerte. No quería discutir con nadie, no quería conflictos en su vida. Siempre supo lo no querido. Pero nunca experimentaba su vida, por ello su transmutación a este ser.
El hombre toma cariño a este muñeco y experimenta con él, para dar una actuación a sus sobrinos. El domingo será el día grande.
Ensaya un cuento y quiere hacerlo ante sus seis sobrinos. Juan se siente entusiasmado, por fin va a valer para algo y para alguien.
Durante la semana las pruebas son diarias, matiza la voz y el movimiento de las extremidades, así como el de la boca.
El día fijado, es introducido en una bolsa de plástico de una frutería con destino al gran teatro, la casa de una de sus hermanas de su propietario actual.
Improvisan el escenario y se ponen los chicos sobre la alfombra, esperando que sale detrás del mueble. La marioneta hace su aparición y comienzan unos aplausos de nerviosismo, se les ha preparado durante la semana para esto.

Juan esta radiante, es el actor principal. 

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