Visto de una manera personal, su
vida, la de Juan, se reduce a aumentar sus ventas para tener más dinero. Ese
que te da la seguridad, aunque no tengas tiempo de gastarlo para conseguir
cosas que te dignifican o te abstraen de tu realidad.
Juan tiene un pequeño negocio,
pero sus artes de vendedor, le hacen que funcionen muy bien. Dedica casi todas
las horas del día en torno a él. Como su vida es su trabajo y funciona también
el objetivo es poner otro para conseguir más beneficio. Su razonamiento le dirige
a buscar un nuevo local y el personal para llevarlo. Aquí comienza el problema,
encontrar a la persona que muestre tanto interés como él.
Pone un anuncio buscando
dependiente, no tiene problema en una semana le llegan ciento once currículo.
La entrevista la hace un domingo
lo que hace que veinte personas, ni asistan.
No se valora experiencia en el
puesto sino la disposición para trabajar como el quiere. Después de estar
abrumado, haciendo conversaciones con candidatos. Escoge a tres, pero en un
encuentro posterior, se da cuenta que no es quien necesita. Pero el tiempo
apremia, elige a dos.
El resultado no es él que el
deseaba. Ninguno muestra mucho interés por el negocio y el resultado. Es
perdidas económicas y personales
La solución es volver a poner un
anuncio para encontrar nuevos candidatos, pero se siente que necesita enseñar
su método y no puede retrasarse mucho.
La respuesta es otros cien currículum.
Nueva entrevista y de nuevo otras
tres personas, en las que tiene que decidir con dos. No le termina de llenar,
pero el tiempo acucia y hay que decidir.
De nuevo emprende una segunda
etapa pero la respuesta es la misma. Siente que ha fracasado, cierra el local. El
dinero guardado se extingue.
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