Con su furgoneta destartalada y
un altavoz. Va recorriendo las calles pregonando, quien es, es el chatarrero.
Recoge lo que otros ya no
quieren, por una reforma o un cambio a otra cosa mejor.
Así se gana la vida Juan, pero
donde más cosas obtiene es rebuscando en los contenedores de obras, tras una
rebusca entusiasta obtiene los metales susceptibles de ser vendidos.
Ha encontrado aparatos, eléctricos
que tienen un buen funcionamiento y simplemente se han quedado desfasados, con
el abanico de novedades en el mercado. En folletos publicitarios se ofrecen
nuevos, ha contactado con una tienda que se los compra a bajo precio, pero que
le resulta más ventajoso que la recogida de chatarra. En esta tienda que han
constituido un grupo de chavales parados, reparan y cambian las piezas
defectuosas para darles una nueva vida, incluso con la ayuda de pinturas
disimulan los desconchones producidos por los malos tratos.
Juan se da cuenta que existen
personas que no necesitan la última novedad, sino un aparato a un precio
accesible por lo tanto se quiere unir a ellos y cambia su furgoneta por otra más
pequeña para ir a recoger en las casas, lavadoras, frigoríficos, ordenadores, todos
los electrodomésticos con un fin social, dar trabajo a un numero de personas. Que
con el tiempo necesitan una nave para acumular y poder trabajar más a gusto,
mientras la tienda la tienen de exposición. Por medio de Internet, hacen fotos
de los productos que están en la nave y también los ofrecen.
Juan observa la sociedad de
consumo, donde todos los productos tienen caducidad, no solo los alimentos.
Que tiempos en los que iba
despertando vecinos anunciando que llegaba el chatarrero. El negocio crece
ampliando a coches y motos. Se unen nuevos jóvenes con el mismo empeño,
consolidarse, crecer entre todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.