miércoles, 7 de septiembre de 2016

ALBERTO Y JUAN, SOBRE LA DISCUSIÓN




Alberto y Juan, hablan sobre lo fácil que es discutir. Ellos también lo hacen a menudo. Pero encuentran en la diversidad, nuevos puntos de aprendizaje.
En el afán por mostrarse diferentes y no gregarios, surge la posición contraria. Si nos damos cuenta no es difícil encontrarla y hasta defenderla.
Juan asiente, pero Alberto no le queda claro el fin último que se consigue con la discusión.
Juan discute con él, saca su punto de vista bromista, pero entiende el motivo como el diferenciarse para sacar una variante que personalice nuestra manera de entender las cosas. Esto, da carácter. Tenemos la diversidad de pensamiento, por ello tenemos que hacernos un hueco dentro de ella.   
Si Juan pero crees que realmente es eso o por la necesidad de competir.
Al fin y al cabo, compites para ser diferente, mejor. Creo que puede ser un sinónimo. Si una persona se encuentra bien, no es necesario que lo vaya demostrando y por tanto rivalizando. Solamente es cuando la seguridad en uno mismo, no la tiene clara y definida, creo que de esta manera, se actúa en la necesidad de debatir con posturas diferentes.
Te das cuenta que entre nosotros mismos, evitamos temas, que nos pueden llevar a enfrentamiento, no tenemos la necesidad de romper una amistad por una victoria, entre comillas, con un resultado desalentador.
Si eso ocurriría, cuando hayamos llegado al tedio, donde no nos aportamos nada, muy al contrario nos sentimos robados.

Curiosa, nuestra manera de entender las cosas. Cuando vamos descubriendo cada día, nuevas cosas y las compartimos, nos sentimos más entusiastas, derrochamos vida por los cuatro costados. Pero si el día no te aporta nada, no nos damos cuenta nuestro papel protagonista, en el que la suerte no viene a nosotros, la hallamos en todos los momentos, si así queremos.  

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