Si los animales sufren de
nuestras torturas, también lo experimentan el reino vegetal, donde el fuego
rompe la vida de años de crecimiento y hasta en algún caso, como los árboles
siglos de lento desarrollo. En otros casos, es la simple especulación urbanística,
la que modifica el terreno, sin hacerse cargo de los antiguos moradores de esas
tierras. Solo el capricho de un especulador ve dinero donde solo hay
naturaleza. No importa quien este en medio para lograr sus objetivos que son
claros, el obtener beneficios.
El hombre como rey de la
naturaleza la puede modificar a su capricho. Ese sentimiento se ha creado y
desarrollado en nuestras entrañas y elimina a la razón humana.
Los árboles como sentido máximo
del reino vegetal, por su longevidad se ven menospreciados a un simple
articulo, como la producción de frutos, madera o sombra en los parques, meros
elementos decorativos. Frente a ser unos compañeros más en nuestra vida en este
planeta.
Alguien entendió la sensibilidad
de los mismos y se abrazaron a ellos, síntoma de locura para el resto de
personas. Pero sino entendemos que no estamos sobre nada ni nadie, que todo lo
que nos rodea es fruto de un medio maravilloso, comenzamos a echarnos
zancadillas y tarde o temprano caeremos, pero solamente provocada por nuestra
acción.
Todo en este mundo tiene una
armonía, el problema surge cuando rompemos la misma.
El amor a todo lo que nos rodea
es tan importante que es la premisa de sentirnos bien. Nuestra salud física y
mental depende de nosotros. No es fruto del azar o de la suerte o en su defecto
de la mala.
Simplemente es cuestión de
experimentar esa armonía en el medio que nos encontremos, si nos vale será
genial, sino no habremos perdido nada. Es fácil probar y sentir.
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